Jerry Seinfeld – On men and women

Hombres y mujeres nunca se van a entender, todos lo sabemos.
Simplemente no sucederá, olvídenlo.
Sé que no entenderé a las mujeres.
Sé que nunca entenderé cómo una mujer puede tomar cera hirviendo
desparramarla por sus partes íntimas y arrancarse los pelos desde la raíz
y aún así… tenerle miedo a una araña.
No pierdo más tiempo pensando en eso.
Y sé que las mujeres no entienden a los hombres.
Sé que hay mujeres mirándome en este mismo momento
preguntándose: “¿que estará pasando en ese pequeño cerebro suyo?”
“Apuesto que podría manipular ese cerebro.”
Apuesto que podrías.
Apuesto que a las mujeres les gustaría saber que piensan realmente los hombres…
la verdad, la honesta verdad.
Quieren saber que estan pensando realmente los hombres?
Porque puedo decirles.
Quieren saber?
OK, les digo.
¡NADA!
No estamos pensando en nada.
Sólo paseamos por ahí, mirando.
Esa es la única inclinación natural de los hombres.
Como simplemente mirando cosas.
Trabajamos porque nos obligan pero fuera de eso,
eso es todo lo que queremos hacer.
Nos gustan las mujeres, queremos mujeres.
Pero eso resume bastante nuestros pensamientos.
Por eso tocamos bocinazos, gritamos desde las construcciones…
Esas son las mejores ideas que hemos tenido hasta ahora.
Tocar la bocina del auto me asombra! Esa tiene que ser…
la última neurona viva en el cráneo de esos tipos
que viene con esa idea.
Ella está en la calle, él en el auto.
Beep-beep.
“¡Creo que demostré mi punto!”
¿Que se supone que ella haga? ¿Sacarse los tacos y empezar a correr detrás del auto?
¿Agarrarse del paragolpes?
El auto llega al semáforo…
“¡Que bueno que tocaste la bocina!”
“¡No tenía idea que sentías así!”
¿Por qué los hombres se comportan así?
¿Por qué somos rudos, detestables, nos emborrachamos, nos caemos,
salimos arando, tiramos besos desde las ventanas?
¿Por qué somos así?
Sé lo que estan pensando chicas…
“No, no, no el mio. Estoy trabajando en él y está aprendiendo.”
No, no está.
No está aprendiendo nada.
Nosotros, los hombres, sabemos: que no importa que tan mal nos comportemos,
parece que terminaremos con una mujer de todas formas.
Miren alrededor suyo. Miren todos los hombres que ven con mujeres encantadoras.
¿Creen que son hombres especiales?
¿Dotados? ¿Únicos en su clase?
Son los mismos tarados de los que los estaba hablando.
Y les está yendo bien.
Los hombres, como una organización, están consiguiendo más mujeres que ningún otro grupo en el mundo.
Dondequiera haya mujeres, tenemos hombres encargándose de la situación.
Exploramos la tierra buscando mujeres.
Incuso fuimos hasta la luna sólo para ver si había mujeres allá.
Por eso es que llevaron ese pequeño autito.
¿Por qué llevar un auto si no había chances de tener una cita?
¿Qué carajo estaban haciendo con un auto en la luna?
¡Ya están en la luna!
¿No es suficientemente lejos ya?
No hay idea más masculina en la historia del universo:
“¿Por qué no vamos a la luna a dar una vuelta?”
Esa es la escencia del pensamiento masculino…
Todos los hombres se piensan como superhéroes de bajo nivel en su propio mundo.
No se supone que yo les esté contando esto,
pero cuando los hombres van creciendo y leen sobre
Batman, Spiderman, Superman…
no son fantasías,
Son opciones…
Esa es la verdad más recóndita y secreta de la mente masculina.
Les voy a dar un perfecto ejemplo de lo que les hablo.
¿Alguna vez vieron un tipo en la autopista, llevando un colchón atado en el techo del auto?
Sin ninguna duda, tiene su brazo fuera de la ventanilla sosteniendo el colchón.
Ese es el clásico idiota creyéndose superhéroe.
Ese bobo cree que si el viento agarra ese enorme rectángulo a 120km/h…
“¡Lo tengo! ¡Lo tengo!”
“No se preocupen.”
“¡Estoy usando mi brazo!”